El verdadero meridiano de Greenwich
El otoño de 2009 me regaló el inmenso placer de visitar Londres en compañía del fotógrafo y amigo Anxo Cabada. Después de muchas jornadas, meses enteros, viajando juntos por las montañas del Bierzo, de Galicia, de Bretaña, por el ancho mundo, el destino nos reunió a los dos en un lugar telúrico: el Real Observatorio de Greenwich.
En verdad fue un hermoso día otoñal, pero dejaré esa parte del viaje y nuestro paseo por el Támesis para otra ocasión.
Durante nuestra visita al más importante Observatorio Geográfico y Astronómico mundial, quisimos compartir con la comunidad científica una noticia importante, que puede cambiar los estudios de geografía, los husos horarios, la aviación mundial, el curso de la historia…
Un descubrimiento que iguala en importancia a la ley de la gravedad de Newton, al teléfono de Graham Bell o a la máquina de vapor de James Watt. Durante muchos años, movidos por nuestra admiración hacia los insignes geógrafos, navegantes y exploradores ingleses, todos hemos creído que el Meridiano de Greenwich pasa por Londres, exactamente ¡por Greenwich…!
Cuando en 1884 la conferencia internacional celebrada en Washington, acordó adoptar el meridiano de Greenwich como único meridiano de referencia, como el meridiano inicial, o el meridiano cero, los ilustres geógrafos, estadistas y astrónomos allí convocados -sin duda, los más ilustres de ellos, ingleses- cometieron un grave error geográfico, una medición grosera, una pifia. En realidad, dicho sea sin ningún chauvinismo, el meridiano de Greenwich no pasa por Greenwich: pasa por El Bierzo.
Exactamente, es la línea imaginaria que atraviesa por el Norte los Picos de Europa, en la vertical del monte Peña Ubiña, continúa paralela al cauce del río Sil, roza la cumbre del Catoute y se pierde por el Sur en las estribaciones del Campo de las Danzas.
He comprobado personalmente la veracidad de estos datos con Anxo Cabada, y mis hijas Sandra y Alicia, viajando durante un mes por los valles del Bierzo.
Por todas partes encontramos rastros del meridiano cero, huellas históricas que ratifican nuestra teoría. En Las Médulas hallamos una réplica del telescopio de Carlos II de Inglaterra y en una cuba de vino, en una bodega de Cacabelos, apareció la primera mención al tiempo GMT (Greenwich Mean Time).
Tenemos evidencias científicas: hemos grabado el meridiano de Greenwich a su paso por El Bierzo. Algunas fotos de Anxo muestran que el centro del tiempo está en El Bierzo. Y también lo acredita la película Viaje interior por la provincia del Bierzo, hecha –como dice Shakespeare en La tempestad- “con el material con el que se fabrican los sueños”. Te invito, lector, a viajar con nosotros al corazón del Bierzo, siguiendo el meridiano cero: viajemos al interior de nosotros mismos, al centro del tiempo.
En verdad fue un hermoso día otoñal, pero dejaré esa parte del viaje y nuestro paseo por el Támesis para otra ocasión.
Durante nuestra visita al más importante Observatorio Geográfico y Astronómico mundial, quisimos compartir con la comunidad científica una noticia importante, que puede cambiar los estudios de geografía, los husos horarios, la aviación mundial, el curso de la historia…
Un descubrimiento que iguala en importancia a la ley de la gravedad de Newton, al teléfono de Graham Bell o a la máquina de vapor de James Watt. Durante muchos años, movidos por nuestra admiración hacia los insignes geógrafos, navegantes y exploradores ingleses, todos hemos creído que el Meridiano de Greenwich pasa por Londres, exactamente ¡por Greenwich…!
Cuando en 1884 la conferencia internacional celebrada en Washington, acordó adoptar el meridiano de Greenwich como único meridiano de referencia, como el meridiano inicial, o el meridiano cero, los ilustres geógrafos, estadistas y astrónomos allí convocados -sin duda, los más ilustres de ellos, ingleses- cometieron un grave error geográfico, una medición grosera, una pifia. En realidad, dicho sea sin ningún chauvinismo, el meridiano de Greenwich no pasa por Greenwich: pasa por El Bierzo.
Exactamente, es la línea imaginaria que atraviesa por el Norte los Picos de Europa, en la vertical del monte Peña Ubiña, continúa paralela al cauce del río Sil, roza la cumbre del Catoute y se pierde por el Sur en las estribaciones del Campo de las Danzas.
He comprobado personalmente la veracidad de estos datos con Anxo Cabada, y mis hijas Sandra y Alicia, viajando durante un mes por los valles del Bierzo.
Por todas partes encontramos rastros del meridiano cero, huellas históricas que ratifican nuestra teoría. En Las Médulas hallamos una réplica del telescopio de Carlos II de Inglaterra y en una cuba de vino, en una bodega de Cacabelos, apareció la primera mención al tiempo GMT (Greenwich Mean Time).
Tenemos evidencias científicas: hemos grabado el meridiano de Greenwich a su paso por El Bierzo. Algunas fotos de Anxo muestran que el centro del tiempo está en El Bierzo. Y también lo acredita la película Viaje interior por la provincia del Bierzo, hecha –como dice Shakespeare en La tempestad- “con el material con el que se fabrican los sueños”. Te invito, lector, a viajar con nosotros al corazón del Bierzo, siguiendo el meridiano cero: viajemos al interior de nosotros mismos, al centro del tiempo.